Enamórate de alguien que te ame, que te espere, que te comprenda aún en la locura; de alguien que te ayude, que te guíe, que sea tu apoyo, tu esperanza, tu todo.
Enamórate de alguien que no te traicione, que sea fiel, que sueñe contigo, que sólo piense en ti, en tu rostro, en tu delicadeza.
Enamórate de alguien que te espere hasta el final, de alguien que sea lo que tú no elijas, lo que no esperes.
Enamórate de alguien que sufra contigo
que ría junto a ti, que seque tus lágrimas, que te abrigue cuando sea necesario,
que se alegre con tus alegrías y que te de fuerzas después de un fracaso.
Enamórate de alguien que vuelva a ti después de las peleas, después del desencuentro, de alguien que camine junto a ti, que sea un buen compañero, que respete tus fantasías, tus ilusiones.
Enamórate de alguien que te ame.
No te enamores del amor, enamórate de alguien que este enamorado de ti.
Enamórate de alguien que te invite a curiosear, a indagar; alguien que te provoque tema de conversación. Alguien que te inspire crecer, ser mejor.
Alguien que te estimule nuevas ideas.
Enamórate de alguien que te motive a desarrollar proyectos.
Alguien que te llene de propósitos, de planes.
Enamórate de alguien que entienda tus malos humores. Que se anime a compartir silencios, que se haga cómplice de miradas y una que otra mueca de adolescente.
Alguien con quien puedas charlar por horas sin aburrirte.
Enamórate de alguien que te respete, que te acepte y que te adore; alguien que quiera ser por ti y por sí mismo. Alguien que quiera ser por ambos y por los hijos que vendrán, si llegan.
Enamórate de alguien que despierte tu admiración, que te haga sentir orgulloso.
Alguien que no se te imponga ni sepa de la soberbia.
Uno que no piense que lo sabe todo ni que actúe como tal.
Enamórate de alguien que no te haga sentir inferior.
Enamórate de alguien que te haga sentir especial.
Enamórate de alguien que viva y predique valores similares a los tuyos.
Porque la belleza física se esfuma.
La tersura de la piel se desvanece.
El dinero se gasta.
Los amigos se apartan y los hijos se van.
Y cuando todo esto ocurre, solo quedan la experiencia, los silencios, la admiración y los temas de conversación.
Cuando todo lo demás se agota, incluida la pasión loca de la carne, queda el mirarse a los ojos, quedan los proyectos logrados más otros nuevos. Queda el compañero o la compañera, entonces viene un tiempo con cara de oportunidad para vivir un amor distinto, teniendo como base el respeto, la valoración, la admiración y la comunión de valores. Y un amor sustentado sobre esta base, es un amor que se va renovando en cada temporada de la vida.